Santiago Sorroche 1
Introducción
El cartoneo, esa actividad que expresó de forma cabal la crisis del 2001, medio de subsistencia de miles de personas a lo largo y ancho de nuestro país se encuentra, al día de hoy, en riesgo 2. Durante los 23 años que pasaron, desde su emergencia como un fenómeno que daba cuenta de la precaria situación de las/os trabajadoras/es de nuestro país, la situación de quienes encontraron en esta actividad su sustento a través de la recolección de materiales reciclables, cambió tanto en términos de los ingresos de esas personas como en el reconocimiento social de su actividad desde enero de este año, debido al congelamiento de los planes sociales y la baja de los precios del cartón y los materiales reciclables.
Si en los últimos años habían proliferado las cooperativas de cartoneras/os, se desarrollaron políticas públicas, llegando a que referentas del sector ocupen cargos de gestión y dirección tanto a nivel nacional como en la provincia de Buenos Aires, en lo que va del 2024 la situación se deterioró y, en muchos casos, los modestos espacios que habían construido para sobrevivir, y mejorar sus vidas, se encuentran en riesgo cuando no han desaparecido.
La apertura indiscriminada de importaciones de materiales reciclables -sí, de residuos de otros países-; la discontinuidad de programas nacionales, como el “Argentina Recicla”; el congelamiento de los montos del “Potenciar Trabajo”3 -actualmente denominado “Volver al trabajo” o “Acompañamiento Social”- han puesto en riesgo los logros y mejoras obtenidos en los últimos años lo que se suma, a una nueva persecución policial desconociendo la normativa relativa a la actividad y al reconocimiento del trabajo4.
De la subsistencia a la organización
Desarrollaremos un poco de la historia de las/os cartoneras/os para, de esa manera, poder comprender de forma cabal lo que en estos 23 años se logró y lo que hoy en día está en riesgo. Como señalamos al principio, en el momento más álgido de la crisis del 2001, y tras la finalización de la paridad cambiaria entre el peso y el dólar, miles de personas de las grandes ciudades y sus periferias encontraron en la recolección de materiales reciclables un modo de lograr su sustento.
Esta práctica no estuvo exenta de tensiones principalmente con la policía que exigía el cobro de coimas a cambio de no decomisar lo recolectado o, incluso, la detención de las/os cartoneras/os bajo la figura de “robo” o “vagancia”. En el caso del Área Metropolitana de Buenos Aires esto se sustentaba legalmente en el decreto 9111/78, sancionado durante la última dictadura cívico-militar, el cual, además de crear al CEAMSE5, prohibía la recuperación y reciclado de los residuos.
La masividad que adquirió la actividad, sumado a la incidencia de legisladores porteños, logró que, en la Ciudad, esta prohibición fuera derogada en el año 20026. Sin embargo, el hostigamiento policial prosiguió, aunque centrándose en la situación legal de los vehículos con los que se movilizaban hacía los lugares con los residuos “más ricos”, lo que sirvió como catalizador de la organización y la unidad de las/os trabajadoras/es cartoneras/os.
De esta forma, y para hacer frente a estos abusos, comenzaron a unirse, en algunos casos acompañados y motorizados por jóvenes estudiantes universitarios, lo que fue derivando en acciones conjuntas para demandar acciones al Estado. Fue a raíz de este proceso7 que se fueron conformando como cooperativas para, de esa manera y bajo esa figura, entablar negociaciones con las agencias estatales y, al mismo tiempo, lograr mejores precios de los materiales al adquirir mayor volumen de los mismos y, por lo tanto, lograr saltear intermediarios en la cadena, logrando vender de forma directa a la industria.
Con el devenir de la organización se fueron logrando, dependiendo el distrito, diferentes respuestas desde las agencias estatales. Para el caso de la Ciudad de Buenos Aires, se estableció un sistema de recolección diferenciada el cual actualmente cuenta con: logística; plantas de reciclado; uniformes y elementos de seguridad; y, quizás lo más relevante, aportes monetarios para cada uno de los integrantes de las cooperativas incluidas en la licitación de materiales reciclables de la ciudad, lo que puede comprenderse como un sistema co-gestionado de los residuos reciclables.
En el caso del conurbano bonaerense encontramos mayor diversidad de formas de vinculación entre las cooperativas y las agencias estatales. Sin embargo, y esto es algo destacable, en la gran mayoría de los distritos se ha logrado algún tipo de incorporación de las cooperativas a los sistemas de gestión de los residuos. De esta forma, aunque no todas han logrado acceder a aportes monetarios para cada trabajador (siendo los casos minoritarios, Morón o Avellaneda), sí se ha obtenido el reconocimiento de la actividad, el acceso a logística y a infraestructura (tanto plantas de reciclado como centros de recepción de residuos), uniformes y normativa que regula la actividad.
Al mismo tiempo, y en base a la organización en federaciones, las cooperativas han logrado alcanzar mayores volúmenes de residuos y, a través del establecimiento de redes de comercialización conjunta, vender de forma directa a la industria asegurando mejores precios y, por lo tanto, mejores retiros para sus asociadas/os. Por otra parte, y en consonancia con diversas normativas, lograron acceder a la gestión de los Grandes Generadores8 lo que, además de asegurar un flujo de residuos preclasificados, permitió la firma de contratos recibiendo el pago por este servicio.
Por otra parte, en el año 2016 lograron, en tanto integrantes de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), la sanción de la ley de Emergencia Social. Esta ley contemplaba la implementación del Salario Social Complementario (SSC), el cual establecía el reconocimiento de las actividades de la Economía Popular, dentro de la cual podemos incluir a las/os cartoneras/os, y el cobró de un subsidio equivalente a la mitad del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM). Esto posibilitó, para el caso de las cooperativas cartoneras, ampliar las rutas de recolección diferenciada, establecer cuerpos de promotoras ambientales y, al mismo tiempo, llegar a recolectar y procesar más materiales reciclables.
El éxito de estas propuestas, desarrolladas por las propias cooperativas, fue logrando mayor reconocimiento por las diversas agencias estatales. Este proceso, además de la incidencia política de sus organizaciones, posibilitó que, no solo participaran en la diagramación de las políticas, sino también una referente del sector estuviera a cargo de su implementación como fue el caso del programa “Argentina Recicla”. Durante el periodo 2020-2023 el mismo alcanzó a más de 47.000 cartoneras/os de todo el país en un total de más de 200 unidades productivas a través de la entrega de vehículos, herramientas, elementos de seguridad, uniformes, capacitaciones y acompañamiento técnico.
La situación actual
Lo desarrollado anteriormente nos permite entender la forma en que las organizaciones cartoneras llegaron a diciembre de 2023. Con el señalamiento de estos logros no quiero decir que todos los problemas del sector estaban resueltos, pero, al detenernos en el devenir de la organización y el trabajo cartonero, podemos observar lo que se logró avanzar desde el 2001 y que, ciertamente, había un reconocimiento social y político a la actividad y su impacto social y ambiental.
Como para muchos otros sectores, el cambio de gobierno significó que muchas de las situaciones que afectan a la sociedad, en general, y a los sectores populares, en particular, también han repercutido en las cooperativas como, también, en quienes realizan la actividad de forma individual.
En primer lugar, la recesión económica -expresada principalmente en una baja del consumo- incidió negativamente en la cantidad de residuos generados y, por lo tanto, que las/os cartoneras/os pueden recuperar. Al mismo tiempo, la caída de la actividad repercute en que muchas personas que obtenían el sustento a través de otras actividades -como la albañilería y el trabajo doméstico- deben recurrir al cartoneo para sobrevivir, siendo más personas disputándose menos materiales reciclables.
Sumado a la merma en los materiales nos encontramos frente a la caída de los precios de los mismos. En función de esta problemática, uno de los principales problemas que están afrontando las cooperativas se vincula con la apertura indiscriminada de importaciones. Esto redunda en una baja generalizada de los precios del cartón debido, principalmente, a la importación de bobinas de cartón provenientes de Brasil. Esto permitió que la industria recicladora se abastezca por varios meses, llevando el precio del cartón recuperado de $262 en marzo de 2024 a $163 para agosto del mismo año.
Otro de los grandes retos que afrontan las cooperativas de cartoneras/os, como la Economía Popular en general, se vincula con la disminución y eliminación de políticas orientadas al sector. La eliminación del “Argentina Recicla”, ha redundado en la finalización de acompañamientos técnicos a las cooperativas; de entrega de maquinaría; de medios logísticos; de uniformes y, principalmente, del acompañamiento frente a las autoridades municipales, finalmente los decisores finales de la inclusión de las/os cartoneras/os.
En términos de programas más amplios, podemos citar el “Potenciar Trabajo” que, además de la reestructuración del mismo en dos nuevos programas9, es desacoplado del Salario Mínimo Vital y Móvil, estando fijado, desde diciembre de 2023, en $78.000. Este programa, aunque no orientado al trabajo cartonero específicamente, había permitido, desde su implementación en 2016, el establecimiento de rutas de recolección diferenciada, posibilitando mejorar los ingresos de las/os trabajadoras/es cartoneras/os (Sorroche, 2019; 2022).
De esta manera, nos encontramos en un contexto de mayor competencia por los materiales reciclables, al haber más personas buscando obtener su sustento a través de esta actividad; una disminución de la cantidad de los mismos debido a una creciente caída en el consumo y la actividad económica; la baja de los precios de la industria debido, principalmente, a la apertura de las importaciones; lo que se suma a la disminución o eliminación de programas de desarrollo del sector y de la asistencia social.
Palabras finales
Esta situación se presenta dramática para las organizaciones cartoneras. Días que no se trabaja, ya que falta material; reducción de las rutas de recolección; disminución constante de los ingresos de las/os trabajadoras/es. El principal problema, sin embargo, sigue siendo la falta de reconocimiento de la actividad cartonera como un trabajo o, para ponerlos en los términos de las organizaciones, de un servicio público de recolección de materiales reciclables.
Las asambleas se multiplican a lo largo y ancho del país buscando el reconocimiento de la actividad. Se desarrollan movilizaciones ya no solo a diferentes organismos estatales sino, también, reclamando a privados el pago de contratos de tratamiento de residuos y, para frenar la importación de residuos señalando la capacidad de las cooperativas de abastecer a la industria y denunciando, además, el uso de divisas y el impacto ambiental que se produce con la desincentivación de la recuperación de materiales reciclables que, de otra forma, terminan enterrados y demorando miles de años en degradarse.
Estamos ante una emergencia social que nuevamente repercute en un impacto ambiental negativo. No es que sea necesario “volver al trabajo” lo necesario es reconocer los que existen y que, al mismo tiempo, tienen un impacto social y ambiental de amplia envergadura. Estamos ante un sector que se encuentra en riesgo y que, en un poco más de 20 años, logró establecerse como un eslabón central en la gestión de los residuos y en las cadenas de recuperación y reciclado de los residuos.
Materiales recomendados
- Del nylon descartado a la bolsa reciclada: gestión inclusiva de cadenas de valor en el reciclado.
- Trabajo cartonero para impulsar la co-gestión del reciclado.
- Carenzo, S, y Fernández Álvarez, M.I. (2011). El asociativismo como ejercicio de gubernamentalidad: «cartoneros/as» en la metrópolis de Buenos Aires. Argumentos (México, D.F.). 24. 171-193.
- Saidón, M. y Sorroche, S. [comps] (2024) ¿Qué hacer con los residuos? Desafíos y propuestas para gestionar distintos materiales: secos, orgánicos, aceites, electrónicos, baterías, pilas, neumáticos, medicamentos, textiles y de construcciones. Teseo Press, Buenos Aires, Argentina.
- Sorroche, Santiago (2022) “La construcción de una política de co-gestión de los Residuos Sólidos Urbanos en Lomas de Zamora. Un collage de políticas públicas.” En: “Más allá (y más acá) del diálogo de saberes: perspectivas situadas sobre políticas públicas y gestión participativa del conocimiento” compilado por Florencia Trentini, Samanta Guiñazú y Sebastián Carenzo para la editorial del Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio (IIDyPCa, CONICET – UNRN).
1- Antropólogo. Investigador Asistente del CONICET en CITRA-UMET. Docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
2- Si bien hablaremos de la problemática de las/os cartoneras/os a nivel nacional recuperaremos, principalmente, la normativa y experiencias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires ya que es en estos espacios donde desarrollamos nuestra investigación etnográfica desde el año 2008.
3- El programa “Potenciar trabajo” implicaba el pago de la mitad del Salario Mínimo, Vital y Móvil, reconociendo actividades desarrolladas en el marco de la Economía Popular, en tanto complemento salarial por la realización de la actividad específica.
4- Para el caso de la ciudad de Buenos Aires la ley 992 y, para la provincia, la ley 13.592.
5- Originalmente denominado Cinturón Ecológico Área Metropolitana Sociedad del Estado, e inspirado en el Green Belt Londinense, se proponía como un sistema de gestión de residuos que, a través del relleno de zona anegadizas, se recuperara terrenos y, en ellos, se construirían parques y autopistas. En el año 1998 cambió su nombre a Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado.
6- En la provincia de Buenos Aires esto se llevó a cabo recién en el año 2006.
7- En la sección “Materiales recomendados” sugerimos bibliografía que da cuenta de este interesante proceso.
8- Grandes Generadores: comercios e industrias que generan más de 1000 kilogramos de residuos mensualmente.
9- “Volver al trabajo” que, además de estimar que estas actividades no se consideran un trabajo, se orienta a personas entre 18 y 50 años; y “Acompañamiento social”, para personas mayores de 50 años o madres de más de 4 hijos.