Este informe analiza la incidencia y la evolución de la Fragilidad Laboral en Argentina en el período
comprendido entre el segundo trimestre del 2016 y el cuarto trimestre de 2022.
Llamamos fragilidad laboral a la distancia entre las condiciones deseables de la dinámica del mercado de trabajo y aquellas efectivamente vigentes, a partir de un “modo ideal” de comportamiento de las principales variables de empleo, ingresos y distribución. De esta forma, por oposición, el concepto de fragilidad laboral alude a la existencia de un mercado de trabajo no frágil u óptimo, dando cuenta que no sólo es relevante contar con empleos suficientes para absorber a la población activa, sino también que estos se encuentren en línea con las normas legales vigentes y sean capaces de brindar a las y los trabajadores y sus familias los ingresos necesarios para acceder a nivel de vida considerados básicos, en el marco de una distribución equitativa de los ingresos salariales1.
El Índice de Fragilidad Laboral (IFL) surge como un indicador compuesto y multidimensional que sintetiza tres dimensiones o sub-fragilidades: (a) déficit de empleo (DE), definido como el grado de escasez de puestos de trabajo; (b) precariedad laboral (P), entendida como la calidad de la estructura de puestos de trabajo disponibles; y (c) pobreza e ingresos (PeI), que mide el poder de compra de los ingresos familiares en relación con la línea de pobreza y su distribución. El IFL asume valores entre 0 y 1, donde 0 representa el escenario de no-fragilidad y 1 el de fragilidad crítica. Al multiplicarlo por 100 se interpreta como el nivel de fragilidad laboral en vigor (es decir, la distancia existente entre el escenario ideal de no-fragilidad IFL=0- y las condiciones vigentes)2.
La fragilidad laboral muestra una tendencia al alza desde 2018, en el marco de la doble crisis que
atravesó el país desde aquel entonces: la primera, entre 2018 y 2019, en un contexto de contracción
de la actividad económica y caída de los ingresos, y la segunda en 2020, como resultado de la irrupción de la pandemia. A lo largo de estos años el índice de fragilidad laboral se incrementa en forma constante, de 35,2% en el segundo trimestre de 2019, a 39,6% y 41,8% en los segundos trimestres de 2019 y 2020, respectivamente.
Las tendencias negativas en el índice de fragilidad laboral se acentúan a lo largo de 2020, lo que conduce a que el indicador alcance, en el último trimestre de ese año, el valor más alto de la serie analizada (46,5%). Desde entonces, a lo largo de 2021 y hasta el primer trimestre de 2022, se asiste a cierta reversión de estas tendencias negativas, lo que obedeció fundamentalmente a una mejora en el índice de déficit de empleo, producto del contexto de recuperación de la actividad económica y de la generación de puestos de trabajo.
Sin embargo, en el segundo trimestre de 2022 el proceso parece detenerse: sin haber recuperado los valores previos a las dos crisis atravesadas en el país, la fragilidad laboral volvió a experimentar un incremento alcanzando el 40,4% en dicho trimestre. Si bien el porcentaje es menor en 2,5 pp al expuesto para el segundo trimestre de 2021 (42,9%), la interrupción del proceso a la baja que venía registrándose en los trimestres anteriores advierte sobre la posibilidad del inicio de una nueva tendencia ascendente. En efecto el IFL trepó al 41,3% en el tercer trimestre y al 38,8% en el cuarto trimestre de 2022. Este aumento de la población laboral frágil podría verse motorizado por la expansión del índice de precariedad, frente a una estructura productiva que sigue mostrando problemas para generar puestos de trabajo de calidad, y del índice de pobreza e ingresos, en el marco de un contexto caracterizado por altos niveles de inflación que impacta sobre la capacidad adquisitiva de los trabajadores.
1 Para más detalles metodológicos respecto de la construcción del IFL ver Anexo metodológico en Novick,M., Di Giovambattista, A. y Gárriz, A. (2019) ”Índice de Fragilidad Laboral en Argentina (2016-2019)”, https://citra.org.ar/publicaciones/informes-de-fragilidad-laboral/indice-de-fragilidad-laboral-2t-2019/; y el Anexo de este documento.
2 Los indicadores incorporados en el IFL presentan comportamiento estacional, por lo que un correcto análisis de su evolución requiere compararlos entre idénticos trimestres.