Las secretarías de la Presidencia configuran un área relevante y poco estudiada de los gabinetes nacionales. Su importancia reside en dos funciones principales: por un lado, asegura que las decisiones presidenciales se implementen y por otro, allí se realizan tareas de asesoramiento y apoyo directo al presidente en cuanto a la formulación de políticas, la elaboración de mensajes y discursos, y a las relaciones con otros actores políticos y sociales. Su análisis proporciona una visión integral de cómo se estructura y opera el Poder Ejecutivo, y cómo se gestionan las relaciones políticas y administrativas dentro del gobierno y entre este y el resto de los actores.
En nuestro anterior informe resaltamos que el rasgo distintivo del primer año del gabinete de Milei era su inestabilidad, principalmente caracterizada por la alta rotación de los funcionarios de la Administración Pública Nacional centralizada y por los constantes cambios en las configuraciones de la estructura organizacional (4 diseños en un año), y describimos además, las características de los ministros, ministras y jefe de gabinete en términos de su trayectoria, formación y conflictos de intereses (Castellani y Salinas, 2024).
En esta oportunidad nos centraremos específicamente en un área que se ha expandido de forma constante dentro de un gobierno que ha reducido drásticamente la cantidad de ministerios y cargos de estructura (tanto de autoridades superiores como de Alta Dirección Pública) con relación a gestiones anteriores. Nos referimos a la Presidencia de la Nación.
El círculo de gobierno más próximo a Milei se caracteriza por la diversidad de perfiles y trayectorias, combinando allegados y técnicos, con una importante presencia de ex funcionarios del PRO.
Durante su primer año de gobierno, el presidente Milei expandió significativamente la estructura de la Presidencia, a pesar de haber reducido el tamaño del gabinete. Esta expansión se caracterizó por el aumento de secretarías (se crean 3 nuevas), la absorción de áreas como Cultura y el incremento de la estructura de las secretarías General y de Comunicación y Medios. Este crecimiento y consolidación del área refleja la clara intención presidencial de concentrar poder y recursos en su círculo más cercano, con un funcionariado estable y de confianza, incluso en un contexto de reducción y alta rotación del gabinete en general.