Apuntes de Economía Popular N°3

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N°3. La economía popular, sus números y dinámica entre 3t-20 y 3t-21. Análisis de la población en función del género.

Autores: Lucio Fernández Mouján, Ernesto Mate y Santiago Sorroche

portada Apuntes de la Economía popular N°3Apuntes de Economía Popular es una colección que realizamos desde el Centro de Innovación de los Trabajadores (CITRA), a través del Programa de Economía Popular y Tecnologías Sociales (PEPTIS), el Programa Antropología en Colabor y el Observatorio de Protesta Social (OPS). Con el objetivo de seguir periódicamente la composición y trayectoria de la población de la Economía Popular, estos informes se basan en la propuesta de medición que elaboramos en agosto de 2021.
Como mencionamos en el primer número, utilizamos las bases de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Esta medición nos permitió dar cuenta de la magnitud que en el último trimestre del 2020 alcanzó el heterogéneo universo de las y los trabajadores y trabajadoras de la Economía Popular (Fernández Álvarez, Natalucci, Di Giovambattista, Fernández Mouján, Mate y Sorroche, 2021). En dicho documento, el lector podrá encontrar un detalle pormenorizado de la metodología para la construcción de los datos.
En un segundo informe, a partir de una serie de intercambios realizados con investigadores e investigadoras de la temática y representantes de diversas organizaciones sociales, incorporamos reformulaciones a la propuesta inicial, que incluimos en la actualización de los datos de nuestra medición para el primer y segundo trimestre del año 2021, y establecimos la evolución de la población de la Economía Popular entre el cuarto trimestre de 2020 y el segundo trimestre de 2021 (Natalucci, Fernández Álvarez, Di Giovambattista, Fernández Moujan, Mate y Sorroche, 2021).
En este tercer informe presentamos los datos1 actualizados correspondientes al tercer trimestre del 2021 de acuerdo a la forma de estimación que hemos desarrollado e incorporando un análisis de la población en función del género.2 Esta decisión pretende abonar a las problematizaciones y debates en torno al alto grado de feminización de este universo. En este sentido, se destaca el relevamiento realizado por el Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (ReNaTEP), en donde, para abril de este año, se establece que el 57,8% (1.864.804) de las personas que se inscribieron se identifican como mujeres. Esta cuestión no escapa a la realidad latinoamericana, donde la OIT (2020) señala que de los 130 millones de trabajadores informales -categoría que el organismo utiliza para la población que no accede a los derechos vinculados al trabajo registrado- en el continente el 53% son mujeres. En este marco, el aporte que pretendemos hacer desde este informe es el de intentar dimensionar cuantitativamente la feminización del universo de las y los trabajadores y trabajadoras de la Economía Popular en relación a las sub-poblaciones construidas.
Por último, tal como señalamos en los informes anteriores, el objetivo principal es el de ofrecer un insumo relevante que contribuya a la elaboración de políticas públicas para una población que adquiere creciente centralidad en el contexto actual principalmente en relación al peso de la Economía Popular al interior de la clase trabajadora; según datos del propio ReNaTEP, en nueve provincias hay más trabajadoras y trabajadores de la Economía Popular que trabajadoras y trabajadores asalariados registrados.3 En este sentido, esta realidad conlleva a repensar las dinámicas actuales del mercado de trabajo y al peso de la Economía Popular en el mismo.

1. La elaboración de los indicadores estadísticos estuvo a cargo de la Lic. Ana Paula Di Giovambattista.

2. Reproducimos la distinción entre las categorías “varones” y “mujeres” ya que es la que se establece desde la propia EPH y, por lo tanto, es la que somos capaces de medir y distinguir. No obstante, utilizamos el término “género” por sobre “sexo” acorde a las problematizaciones actuales. Por otra parte, sostenemos el uso del masculino para las categorías de las subpoblaciones construidas tal como son denominadas en la Encuesta.

3. Catamarca, Chaco, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, Santiago del Estero y Tucumán.

Apuntes de Economía Popular. Publicación del Programa de Estudios e Investigaciones de Economía Popular y Tecnologías de Impacto Social (PEPTIS) del CITRA (CONICET-UMET). ISSN 2796- 7662 Sarmiento 2058 CP (1044), CABA, Argentina [email protected]

Índice de Fragilidad Laboral (IFL) 3° trimestre de 2020.

Al tercer trimestre de 2020 la fragilidad laboral alcanzó los 48,2 puntos a nivel nacional.

Llamamos fragilidad laboral a la distancia existente entre las condiciones óptimas o deseables de la dinámica del mercado de trabajo y aquellas efectivamente vigentes, asumiendo que existiría un “modo ideal” de funcionamiento.

En ese sentido, el Índice de Fragilidad Laboral (IFL) describe la situación y evolución del mercado de trabajo argentino en los últimos años (2016-2020) y mide cuantitativamente del grado de fragilidad. El IFL surge como un indicador compuesto y multidimensional que sintetiza tres dimensiones o sub-fragilidades: (a) déficit de empleo (DE), definido como el grado de escasez de puestos de trabajo; (b) precariedad laboral (P), entendida como la calidad de la estructura de puestos de trabajo disponibles; y (c) pobreza e ingresos (PeI), que mide el poder de compra de los ingresos familiares en relación a la línea de pobreza (y su distribución). Eso implica que para analizar la fragilidad agregada se mide la capacidad de la economía para generar los puestos de trabajo necesarios para absorber a la totalidad de la población activa; la calidad y modalidad de empleo predominante, en vínculo directo con la dinámica de los ingresos (y su distribución), y la evolución de la pobreza. Así, el IFL asume valores entre 0 y 1, donde 0 representa el escenario de no-fragilidad y 1 el de fragilidad crítica. Al multiplicarlo por 100 se interpreta como el nivel de fragilidad laboral en vigor (es decir, la distancia existente entre el escenario ideal de no-fragilidad -IFL=0- y las condiciones vigentes), medido en puntos. 

El período analizado va del segundo trimestre de 2016 al tercer trimestre de 2020. Los resultados muestran que la fragilidad laboral inicia una tendencia al alza en el tercer trimestre de 2018 en Argentina. De esta forma, el cimbronazo de la pandemia de la COVID-19 durante 2020 tiene lugar en el marco de un mercado laboral signado por el déficit de empleo, una creciente precariedad laboral y la intensificación de la pobreza y desigualdad en los ingresos de la población trabajadora.

Los resultados de este informe consideran información del tercer trimestre de 2020 -último dato disponible-. Esto significa que, aunque se abarca el lapso de mayor impacto de la crisis sanitaria al momento -el segundo trimestre del 2020-, aún no es factible elaborar conclusiones respecto a lo ocurrido durante los últimos meses del año. 

Al tercer trimestre de 2020 la fragilidad laboral alcanzó los 48,2 puntos a nivel nacional. Representa el valor más elevado de una tendencia de fragilidad creciente que se inicia a mediados de 2018, y significa que el funcionamiento del mercado laboral se encontró prácticamente a mitad de camino entre los escenarios de nula y extrema fragilidad. La dimensión que más impactó en el avance de la fragilidad laboral entre el 3t-2019 y el 3t-2020 es la de Pobreza e Ingresos. Esto se debe a que los ingresos no avanzaron al ritmo del costo de vida -por tanto más gente cayó bajo la línea de pobreza-, y, además, a que se constató un aumento en la desigualdad de ingresos al interior de la población ocupada.

El resultado anterior no puede disociarse del período de excepcionalidad que se encuentra atravesando el mundo a raíz de la pandemia dela COVID-19, así como tampoco puede interpretarse el contexto laboral sin considerar la profundidad de las reconfiguraciones en las jornadas laborales y los procesos de trabajo derivados de las disposiciones de distanciamiento social.

Asimismo, la interpretación de estos resultados no debiera omitir un estado de situación ligado a una dinámica de fragilidad en ascenso durante al menos un año y medio previo a la irrupción de la pandemia. Es sobre ese marco que,aún cuando se estipularan medidas de protección del empleo -como el Decreto 329/2020 de prohibición de despidos y suspensiones, o el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), Decreto 332/2020- constatamos que la crisis sanitaria y las disposiciones de aislamiento derivadas profundizaron las debilidades preexistentes, configurando un escenario crítico del mercado de trabajo.

Índice de Fragilidad Social (IFS) 3°trimestre de 2020.

La tasa de fragilidad social ascendió al 19,6% de la población en el tercer trimestre de 2020.

La tasa de fragilidad social ascendió al 19,6% de la población en el tercer trimestre de 2020. Al distinguir entre el origen de dicha fragilidad, se tiene que la tasa de fragilidad por ingresos fue del 8,3% -no pobres pero con ingresos levemente superiores a la Línea de Pobreza de período- unos 2,2 pp por encima del valor del 3t-2019; al tiempo que la tasa de fragilidad estructural -es decir aquella proporción de la población que no sólo posee bajos ingresos sino que, además, detenta ciertas características sociodemográficas y laborales altamente asociadas con la pobreza que incrementan sensiblemente sus chances de pasar a engrosar la población pobre en contextos económicos desfavorables- alcanzó el 11,2%, reduciéndose 2,6 puntos frente al mismo trimestre del año anterior. En términos de composición, del 19,6% de frágiles, un 58% es frágil estructural, lo que señala la relevancia de sostener y mejorar las condiciones económicas y laborales necesaria para que esa población no plenamente integrada caiga en la pobreza.